SOBRE EL INTERÉS DE ESTUDIAR LAS CATÁSTROFES EN UNA HISTORIA DE LA INGENIERÍA, LA CIENCIA Y LA TECNOLOGÍA
Además de realizar un estudio sobre los avances y descubrimientos científicos, inventos y desarrollos tecnológicos a lo largo de la historia de la Humanidad, considero interesante incluir otros aspectos. Entre ellos un análisis de las catástrofes y accidentes sucedidos en los proyectos de ingeniería. Las razones son las siguientes:
1. Por cómo han afectado los accidentes a la evolución de un determinado sector:
1.1. Llegándose a prohibir una determinada tecnología.
1.2. Siendo puesta la tecnología concreta a un profundo escrutinio.
1.3. Modificando la normativa que afecta al sector en cuestión.
2. Porque en la formación del ingeniero los objetivos que deben marcarse son la eficiencia en procesos y productos, el cumplimiento de costes y plazos, el respeto al medio ambiente y a la seguridad de personas y cosas. El mayor riesgo para el medio ambiente y para la seguridad es que se produzca algún tipo de catástrofe.
3. Para que el ingeniero conozca que en el pasado hubo otros ingenieros que se enfrentaron a graves problemas y que fallaron.
4. Para ser consciente de que, si bien el trabajo habitual del ingeniero se basa en procedimientos y protocolos establecidos previamente, pueden darse casos de emergencia en los que deba improvisar.
LAS INQUIETUDES DE WIGTOR
miércoles, 12 de junio de 2019
viernes, 8 de marzo de 2013
CUANDO
VIAJAS POR LA NOCHE
¿Estoy
dormida o despierta?
el
coche me está arrullando
recostada
con su puerta
veo
los árboles pasando
al
lado de la carretera
y
al viento que está doblando
sus
grandes sombras afuera.
Otros
coches van marcando
con
su luz roja el destino
como
una serpiente reptando,
reptando
por el camino.
Hay
un pueblo muy pequeño
con
luces en las ventanas
¿se
habrán puesto ya el pijama
los
niños de aquellas casas?.
Aunque
estoy casi durmiendo
pienso
de forma clara,
el
cole y las clases pienso
también
jugar con mi hermana.
Me
veo en el cole corriendo
en
el patio en la mañana.
Tan
fáciles ahora los siento
acurrucada
en el coche
mates
y conocimiento
cuando
viajas por la noche.
Ahí
afuera en la tiniebla
imagino
un mundo inmenso
con
montañas donde nieva,
con
bosques altos y densos
asomando
entre la niebla
con
unicornios y elfos,
ejércitos
con banderas
de
antiguos guerreros fieros
y
castillos en las cumbres
de
olvidados reinos viejos
¿Falta
mucho? suena Dover
en
la radio. Se oye un trueno,
de
agua el cristal se cubre
y
la lluvia cae al suelo.
Madrid
aún lejos, sus luces
ya
iluminan en el cielo
y
en la panza de las nubes
sábado, 17 de marzo de 2012
EL AGUA
Para L., aunque no sea un eslogan sobre el ahorro del agua.
Tú vienes con la lluvia
y también con el rocío,
tú juegas en la cascada
y descansas en el río.
Cantas alegre en la fuente
y cuando más fuerte es el frío
eres pura y blanca nieve
o escarcha de suave brillo.
Arroyo de la mi aldea
que mueve el viejo molino,
o nubarrón de tormenta
sobre un mar embravecido.
Y calmas la sed al sediento
andariego en su camino.
Mil formas en que te muestras
hacen que el mundo esté vivo.
MIS AMIGOS LOS DELFINES
MIS AMIGOS LOS DELFINES
(JTS)
Mis amigos los delfines
se deslizan sobre el mar
nadando sobre patines
sonrïen de felicidad.
Cabalgan sobre las olas
todo el día sin parar.
Se sumergen en lo hondo
a veces para pescar
peces grandes, peces chicos,
de colores y hasta bizcos
(son glotones mis amigos)
y es que comen muchos peces
pues no les gusta la carne
y al hacer tanto deporte
por las tardes les da hambre.
Chorritos de espuma blanca
si suben a respirar
arriba en la superficie
yo les voy a saludar.
(JTS)
Mis amigos los delfines
se deslizan sobre el mar
nadando sobre patines
sonrïen de felicidad.
Cabalgan sobre las olas
todo el día sin parar.
Se sumergen en lo hondo
a veces para pescar
peces grandes, peces chicos,
de colores y hasta bizcos
(son glotones mis amigos)
y es que comen muchos peces
pues no les gusta la carne
y al hacer tanto deporte
por las tardes les da hambre.
Chorritos de espuma blanca
si suben a respirar
arriba en la superficie
yo les voy a saludar.
viernes, 4 de marzo de 2011
LOS PINGÜINOS VALIENTES
Hace muchos años vivía en Pigüilandia, el maravilloso país de los Pingüinos, el pequeño Pichu. Ese país se encontraba sobre un gigantesco iceberg de color blanco y azul clarito donde todos se divertían mucho lanzándose por toboganes de hielo hasta el mar, nadando en las aguas frías y descansando sobre el hielo.
Un día, Pichu estaba jugando con su amiga Pachi a perseguir peces, cuando una fuerte corriente los alejó del iceberg. Estuvieron nadando durante mucho tiempo intentando encontrar de nuevo Pingüilandia, pero todos sus esfuerzos fueron inútiles. Cuando ya estaban agotados y casi sin fuerzas, el mar los llevó hasta una playa de arena muy blanca, junto a la que había una selva muy espesa y llena de vegetación. Después de descansar estuvieron caminando por la playa y luego se adentraron en el bosque. Todo les llamaba mucho la atención, porque ellos nunca habían visto plantas, ni otros animales que no fueran peces, focas o gaviotas, y allí había muchos tipos de árboles y arbustos, pájaros cantarines, monos aulladores, serpientes y otros muchos animales.
Sin embargo, lo que más les sorprendió fue descubrir la aldea de los humanos, con sus pequeñas cabañas echando humo por la chimenea. Cuando entraron en ella, se encontraron un grupo de niños de piel oscura y con turbantes en la cabeza, que primero se asustaron al verlos, porque nunca habían visto pingüinos, pero que pronto se hicieron sus amigos al ver la forma tan graciosa que tenían de moverse. Los niños y sus padres les cuidaron y les dieron de comer, y allí los dos pingüinos fueron muy felices e hicieron muchos amigos.
Una noche se despertaron al oír un fuerte ruido y los horribles rugidos de un monstruo y luego los gritos y lloros de los padres y madres. El abuelo más viejo de la aldea les explicó a los pingüinos que algunas noches venía a la aldea un horrible dragón de tinta negra que vivía en el antiguo templo abandonado de Barabudur, y se llevaba a algún niño o niña, y que todos en el pueblo tenían un miedo horrible.
- ¿Y no se puede hacer nada para luchar contra el dragón?- dijeron Pichu y Pachi
- Nadie puede hacer nada contra un monstruo tan horrible, sólo el mago del Himalaya sabe la forma de vencerle- dijo el abuelo
- Entonces, ¿porqué no va nadie del pueblo a preguntárselo?- preguntaron los pingüinos
- Algunos lo intentaron, pero murieron de frío en las montañas. Nosotros no tenemos botas, ni abrigos para la nieve – Les respondió el abuelo
Después de pensar un rato, Pichu tuvo una idea:
- Pachi, nosotros somos pingüinos, y nunca tenemos frío, así que subiremos a la montaña a ver al Mago del Himalaya
Después de muchos días caminando, subiendo montañas y bajando valles, llegaron a la montaña del Mago. Empezaron a subir poco a poco, a veces se hundían en la nieve y les resultaba difícil avanzar, y otras veces el viento fuerte y helado casi no les dejaba ni ver, pero por fin llegaron a la cima y vieron un pequeño palacio de hielo. Cuando entraron, se quedaron maravillados: allí había bolas de cristal donde se podía ver lo que pasaba en otros países, capas para ser invisibles y lápices que se movían solos. Se les acercó un hombre pequeñito con unas cejas blancas muy grandes y una nariz y unas orejas también muy grandes:
- Hola pequeños pingüinos, ¿qué os ha traído por aquí?- les preguntó el mago
- Los pingüinos respondieron: -Hola señor mago, venimos de la aldea de la selva, y queríamos saber cómo vencer al malvado dragón de tinta negra que tiene atemorizados a sus habitantes.
- Sólo tenéis que hacer una pócima con las flores de color malva que crecen en la selva, hacer que el dragón la beba, y así se volverá manso como un corderito- les respondió.
- ¿Y cómo podremos encontrar esas flores?- le preguntaron los pingüinos preocupados
- Tomad esta bola de cristal. Preguntádselo a ella, y os dirigirá al sitio donde nacen.
- Muchísimas gracias, señor mago.
- Que tengáis mucha suerte, valientes pingüinos – se despidió el Mago
Bajaron de la montaña lo más rápidamente posible, y cuando después de muchos días llegaron a la selva, le preguntaron a la bola de cristal dónde nacían las flores, y ella les fue señalando el camino. Cuando las encontraron, las machacaron y las mezclaron con agua. Después se dirigieron al templo de Borobudur. Dentro de las grandes salas del templo, retumbaban los horribles ronquidos del dragón. Los pingüinos se adentraron sigilosamente para no despertarle, y le vieron tumbado en el suelo, dormido con la boca abierta y echando pequeños hilos de humo por la nariz. También vieron que en una habitación muy grande tenía encerrados a los niños que había ido robando de la aldea. Sin hacer ruido, le pusieron unas gotas de su pócima en la boca abierta, y entonces el dragón empezó a tragárselas, después a toser, y luego se despertó. Al principio muy enfadado, pero luego enseguida la pócima hizo su efecto, y el dragón se volvió muy manso, tanto, que hasta se asustó de los pingüinos. Ellos le dijeron, con la voz muy grave y autoritaria:
- Dragón malvado, danos la llave de la sala donde tienes encerrados a los niños.
Y el dragón, inmediatamente, les dio la llave. Ellos abrieron la puerta de los niños, y los llevaron a la aldea. Allí todos se pusieron muy contentos y no paraban de dar besos a los niños y abrazar a los pingüinos, e hicieron una fiesta increíble para celebrarlo.
Después de unos días, Pichu se empezó a poner triste y le dijo a Pachi:
- Oye, tengo una idea, preguntémosle a la bola de cristal cómo regresar a Pingüilandia.
La bola les fue mostrando el camino, primero para llegar a la playa, y luego para ir nadando, bordeando islas, cruzando mares y océanos, hasta que por fin llegaron a su querido iceberg. Allí todos se pusieron muy contentos al volver a verlos, y se quedaron con el pico abierto cuando Pichu y Pachi les contaron a todos las increíbles aventuras que habían vivido.
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